lunes, 22 de junio de 2015

Falleció Elsa Sánchez de Oesterheld, parte de una familia arrasada por la dictadura

“Nos enseñó a luchar y volver a sonreír”

Elsa Oesterheld había sufrido la desaparición de sus cuatro hijas, su marido Héctor, autor de El Eternauta, y dos nietos, a quienes aún buscaba. Las Abuelas de Plaza de Mayo y la agrupación Hijos lamentaron su fallecimiento.

Si el dolor y la fortaleza fueran mensurables, podría decirse que murió una de las mujeres que más sufrió y se sobrepuso a los crímenes de la última dictadura. Elsa Sánchez de Oesterheld, viuda del legendario historietista Héctor Oesterheld, sufrió la de- saparición no de uno, ni de dos, ni de tres, sino de nueve miembros de su familia: sus cuatro hijas, su marido, dos yernos y dos nietos nacidos durante el secuestro de sus madres, que todavía son buscados. “Lala”, como la llamaban, debió sobrevivir a los múltiples embates para criar a su nieto Martín, que le fue entregado por los represores luego de masacrar a sus padres. A pesar de la tragedia con la que cargó por casi 40 años, siempre mantuvo la ternura y una sonrisa que sus compañeros de lucha prometieron no olvidar.

“Se fue en paz. La encontramos dormida y nos dejó la tranquilidad de que debía irse porque había dado todo lo que tenía. Es la mujer que me crió tras la desaparición de mis padres y el primer pariente que puedo enterrar, que no es poco”, dijo Martín Mórtola Oesterheld sobre su abuela, que tenía 90 años y será inhumada hoy, a las 14, en el cementerio de la Chacarita.

Elsa conoció a Héctor Oesterheld cuando él estudiaba geología y se ganaba la vida escribiendo libros de divulgación científica para chicos. Se casaron en 1947 y cinco años más tarde nació su primera hija, Estela. Luego llegaron Diana, Beatriz y Marina y vivieron años luminosos en un casa de Beccar. “Fuimos tan pero tan felices en esa casa que me parece que entre ese momento y hoy pasó una eternidad”, dijo Elsa, en una de sus últimas entrevistas.

A principio de los ’70 las hijas del matrimonio, ya adolescentes, comenzaron a involucrarse en política y se sumaron a las filas de Montoneros, organización a la que pronto acercarían a su padre. Elsa empezó a preocuparse cuando en 1973 los cinco fueron a Ezeiza a recibir a Perón en su regreso del exilio. Ese día se enojó con su marido. “Yo no puedo excluirme de la lucha en la que está involucrada toda la juventud, incluidas mis hijas, que además es por una causa en la que siempre creí: un país mejor”, le objetó él. Si bien nunca dudó de lo justo de la causa, para Elsa el precio de la lucha de su familia fue demasiado alto y siempre sostuvo que fue un error creer que la justicia social no podía lograrse sin violencia.

Tras el golpe del 24 de marzo de 1976, toda su familia pasó a la clandestinidad y luego, uno a uno, fueron secuestrados y ejecutados por los militares. Dos de sus hijas estaban embarazadas y dieron a luz en cautiverio. Elsa sobrevivió, al igual que dos de sus nietos: Fernando, que fue llevado a la casa de sus abuelos paternos, y Martín, que le fue entregado a Elsa. “Ni yo misma puedo decir cómo fue que seguí viva –contó varias décadas después–. Soy un misterio para los psicólogos. Yo creo que Martín me salvó; tenía tres años y yo tenía que ocuparme de él. Creo que saber que estaba totalmente sola para enfrentar la vida me dio fuerza.”

“Es una abuela más que se va sin poder abrazar a sus nietos”, se lamentaron desde Abuelas de Plaza de Mayo, organismo del que Elsa participaba activamente, y valoraron “su testimonio siempre fresco y reflexivo que supo contribuir a la búsqueda de los nietos y a la construcción del derecho a la identidad”. Desde HIJOS Capital también quisieron despedirla y se guardaron para fortalecer la lucha el recuerdo de su sonrisa. “Elsa Sánchez de Oesterheld fue una mujer que nos enseñó mucho: a sobrevivir, a luchar y a volver a sonreír. Nadie sabe cómo esa mujer, pequeña de tamaño, fue tan grande contra todo lo que le hicieron los verdugos. Elsa sobrevivió a todo eso, pisando imposibles, luchando siempre por justicia.”

Informe: Delfina Torres Cabreros.

miércoles, 10 de junio de 2015

Aporte histórico : Saber difundir

La Asociación Civil Moreno por la Memoria en el marco del Programa Jóvenes y Memoria, y a partir del trabajo de investigación de los alumnos y alumnas de la Escuela Secundaria Nº 35 y de la Primaria de Adultos Nº 703, desarrolló un documental audiovisual titulado Riglos ¿Hogar de Tránsito de Hijos e Hijas de Detenidos Desaparecidos?. El valiosísimo trabajo cuenta con la participación de Román Pacheco, Subsecretario de Protección Integral de Derechos de Niñez, Adolescencia y Juventud; Cacho Funes que recuerda cómo era el edificio donde se destacaban los barrotes en la puerta de ingreso. También está registrado el testimonio de Manola, maestra jardinera en el Instituto Riglos entre 1975 y 1976 donde refiere que, según comentarios, los hijos de los “guerrilleros asesinados en la Quinta La Pastoril fueron alojados en el Riglos pero a los dos días se los llevaron”. 
Aparece Luis Mattini, integrante del PRT – ERP; se describe la historia de Florencia Mangini, hija de Leonor Herrera y Juan Mangini. El trabajo de investigación cuenta con el registro auditivo de Nicolás Koncurat, que tenía dos años de edad cuando fue alojado en el Instituto Riglos. Conmueve las expresiones y la historia de Yamila y Gimena Zavala Rodríguez, quienes fueron abandonadas en la calle y ubicadas en el Riglos (testimonio vivo, filmado).

Un trabajo para difundir, para no olvidar. Memoria, Verdad y Justicia.

https://www.youtube.com/watch?t=571&v=YmEUBZMoS3c


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martes, 2 de junio de 2015

Para la Madre de Plaza de Mayo Elia Espen, “el Gobierno no respeta ni al pañuelo blanco”

Por Luis Gasulla | Tiene 83 años y busca a su hijo Hugo, desaparecido en la última dictadura. La indiferencia del Gobierno. Video.

Elia Espen, madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, ofreció una extensa entrevista en la redacción de Perfil.com en la que habló sobre la política de Derechos Humanos kirchnerista, su historia personal, la utilización partidaria del edificio de la Ex Esma, las contradicciones del relato K y el General César Milani. Elia Espen, parte 1.

La Madre sintetiza lo que implica llevar desde hace casi 40 años un pañuelo blanco sobre su cabeza: “El pañuelo representa mucho dolor”. Con un reclamo certero contra el Gobierno nacional, Espen critica su utilización como imagen de los billetes de 100 pesos. “Ya no respetan nada, no hay respeto por los desaparecidos nio por el pañuelo blanco”, se queja. Dice que el kirchnerismo “son un grupo de personas que se han adueñado de los Derechos Humanos porque no consultan. Directamente toman decisiones, hacen lo que les parece sin siquiera preguntarnos a las Madres y a los familiares si podría ser”, cuestiona.

Para la mujer, no es tenida en cuenta por su oposición a la administración de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Soy crítica y siempre estuve con los trabajadores, como en la época de Kraft que me fui a la Casa de Gobierno con el pañuelo, pensando que me iban a recibir pero no lo hicieron”, ejemplificó. “Nunca me van a recibir”, vaticina.

Por esa protesta, Espen formó parte del Proyecto X. Asegura: “Existen listas negras; estamos con Victoria Moyano -nieta recuperada- en ese listado”. “Cuando estábamos en la fábrica nos tiraron los caballos y el fiscal me preguntó cómo sabía de la represión. ‘Porque estuve’, le dije”, relata. Agrupaciones de izquierda denunciaron en  2013 que Espen y Moyano formaban parte de Proyecto X, el plan de espionaje ideado en la Gendarmería Nacional y el Ministerio de Seguridad durante la conducción de Nilda Garré.

Mayor amplitud. La mujer -que busca a su hijo hijo Hugo, un joven de 27 años, estudiante de arquitectura de la Universidad de Buenos Aires y militante del PRT, secuestrado por un grupo de tareas paraestatal- considera que la visión de Derechos Humanos del oficialismo es acotada. “No se dieron cuenta lo que son los Derechos Humanos porque también son una vivienda digna, educación, salud, que te escuchen y no que te repriman, como a los Qom, que los están matando y les han hecho de todo”. Espen fue más allá: “Si fueran un actor o un futbolista importante, ahí sí estarían en la Casa de Gobierno”, sigue.

Espen se refirió a los que defienden al jefe del Ejército, César Milani, investigado por la desaparición del conscripto Alberto Ledo. “Es un represor y es un genocida, palabra que no me gusta decir pero es un asesino, quizá no empuñó el arma pero mandó a matar”, denuncia. “Es una mentira y una excusa decir que Milani no puede haber sido porque era joven en ese momento, lo desmiento”, insiste, mientras lo compara con el represor Alfredo Astiz: “De él también decían que no podía ser porque era joven”.

 https://www.youtube.com/watch?v=zl6XnGBB740#t=11


(*) Especial para Perfil.com