Francisco Tenorio |
“Plan Cóndor suena igual que con dolor”
En el Parque de la Memoria, el cantautor habló sobre su experiencia en la dictadura y la historia del pianista que fue secuestrado en la Argentina en el marco del Plan Cóndor. Vinicius de Moraes lo buscó, pero no obtuvo ninguna respuesta.
Por Laura Vales
Francisco Tenorio Cerqueira Junior fue secuestrado en Buenos Aires tres días antes del golpe del ’76. Era un pianista brasileño muy reconocido en su país, y había viajado a la Argentina acompañando a Vinicius de Moraes en una gira. La noche del 18 de marzo salió del hotel a comprar cigarrillos y no volvió. Sus compañeros lo buscaron sin resultado; presentaron pedidos de hábeas corpus e hicieron gestiones diplomáticas sin respuesta. Tuvieron que pasar muchos años hasta que se supo que un grupo de tareas de la ESMA lo había secuestrado por error. Tenorio se sumó así a los desaparecidos por la dictadura argentina. Ayer, en el Parque de la Memoria, Caetano Veloso encabezó un homenaje en su recuerdo.
El homenaje consistió en una entrevista pública, realizada por Andy Kusnetzoff, y grabada con el fin de que se convierta en un documental. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Universidad de Tres de Febrero y la Embajada de Brasil participaron, entre otros, en la organización del encuentro. Durante cerca de una hora, Caetano habló así, en un español más que bueno, de la reciente sanción de la ley para crear en Brasil una Comisión de la Verdad, de su propio paso por la prisión durante la dictadura, de la búsqueda del músico desaparecido en la Argentina.
Arte y política. “Esa es una relación que puede llevar a muchos equívocos”, arrancó Caetano en la entrevista. “En los ’60, cuando nosotros empezamos a trabajar con la música, desconfiábamos de lo que pensaban algunos colegas sobre que ciertas ideas del pensamiento político de la izquierda se podían popularizar a través de canciones. Se suponía que la canción se convertiría en un medio para expresar una idea, y la verdad es que una canción no puede resumirse en eso. Las canciones, en general, se refieren antes que todo a otras canciones. Me acuerdo de que cuando ya estaba exiliado en Europa, la hija de Sartre me entrevistó. Ella preguntaba sobre el mensaje de las canciones, quería que yo me definiera como un cantautor de protesta, pero yo no creo en eso. El cine y el teatro también se hacen dialogando con otras películas y otras obras de teatro. Una canción, una película, una obra puede tener un significado político que no es posible de controlar por la ideología consciente de su autor. No se puede reducir la importancia política de una obra a la intención deliberada de quien la hace.”
La prisión. “Para mí fue una sorpresa que (la dictadura) me detuviera. La izquierda pensaba de nosotros que estábamos vendidos al imperialismo, y nosotros pensábamos que no estábamos en riesgo, aunque resultó que sí lo estábamos. Estuve dos meses en prisión, y otros cuatro meses viviendo bajo vigilancia. No me siento cómodo contándolo, porque hay gente que murió o que fue torturada, o pasó años presa. Yo estuve preso dos meses, en una celda que llaman solitaria, un sitio muy pequeño. Me pasaban la comida por una puertita como para un perro. Durante el primer mes no me hicieron preguntas ni me dieron explicaciones. Yo vengo de la baja clase media, tenía sus valores, es decir que pensaba en que se podía tener una vida tranquila, no sentía un deseo de situaciones extremas ni heroicas. Entonces la cárcel, la experiencia de ser llevado en un auto con sirena, la oscuridad, el dormir en el piso, la falta de explicaciones fueron golpes grandes. Fue darse cuenta de que cosas horribles podían pasar. Sentir la dimensión de la violencia que mayoritariamente es en realidad la vida humana.”
Tenorio Cerqueira Junior. “El era un hombre muy talentoso, un gran pianista y además un hombre muy afable. Nos conocíamos y habíamos tocado juntos, incluso teníamos el proyecto de grabar algo. Yo ya había regresado del exilio, estábamos en Río, cuando alguien nos dijo que Tenorio había desaparecido en Buenos Aires. ‘Estaba con Vinicius y desapareció, no volvió’. Mi hermana María Bethania tiene una conexión personal con las religiones afrobrasileñas, y fuimos –yo la acompañé– a consultar a una sacerdotisa, la más importante de Bahía. Ella nos dijo que él ya no vivía. Después leí cosas, un libro que se escribió en Brasil y otras investigaciones que nos mandaron de Argentina. Vinicius había presentado un hábeas corpus en la Argentina, pero se lo negaron. El buscó también en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y le dijeron que no sabían nada, aunque hay documentos que prueban que sí sabían, porque Brasil fue informado en el marco del Plan Cóndor. En portugués, Plan Cóndor suena igual que ‘con dolor’.”
“En Brasil no se había hecho casi nada hasta el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Después vinieron los gobiernos de Lula y ahora de Dilma, se sancionó la ley que crea la Comisión de la Verdad, tenemos un boceto de acción sobre qué hacer al respecto. Pero la situación en Brasil siempre ha sido muy distinta de la de Argentina, en parte por una cuestión numérica, porque tenemos 745 asesinados por la dictadura, y en la Argentina fueron 30 mil.”
En la Sala Pays, donde se realizó la entrevista, hubo varios notables. Charly García –con su novia–, Susú Pecoraro, Hilda Lizarazu, Silvina Garré y Virginia Innocenti fueron algunos de los que compartieron la sala con Madres, Abuelas, nietos e integrantes de otros organismos de derechos humanos. De cierre, Caetano pidió una guitarra acústica y cantó tres canciones. La intención es que el reportaje sea el primero de una serie a artistas e intelectuales latinoamericanos, sobre la relación entre el arte, la política y la memoria.
En el Parque de la Memoria, el cantautor habló sobre su experiencia en la dictadura y la historia del pianista que fue secuestrado en la Argentina en el marco del Plan Cóndor. Vinicius de Moraes lo buscó, pero no obtuvo ninguna respuesta.
Por Laura Vales
Francisco Tenorio Cerqueira Junior fue secuestrado en Buenos Aires tres días antes del golpe del ’76. Era un pianista brasileño muy reconocido en su país, y había viajado a la Argentina acompañando a Vinicius de Moraes en una gira. La noche del 18 de marzo salió del hotel a comprar cigarrillos y no volvió. Sus compañeros lo buscaron sin resultado; presentaron pedidos de hábeas corpus e hicieron gestiones diplomáticas sin respuesta. Tuvieron que pasar muchos años hasta que se supo que un grupo de tareas de la ESMA lo había secuestrado por error. Tenorio se sumó así a los desaparecidos por la dictadura argentina. Ayer, en el Parque de la Memoria, Caetano Veloso encabezó un homenaje en su recuerdo.
El homenaje consistió en una entrevista pública, realizada por Andy Kusnetzoff, y grabada con el fin de que se convierta en un documental. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Universidad de Tres de Febrero y la Embajada de Brasil participaron, entre otros, en la organización del encuentro. Durante cerca de una hora, Caetano habló así, en un español más que bueno, de la reciente sanción de la ley para crear en Brasil una Comisión de la Verdad, de su propio paso por la prisión durante la dictadura, de la búsqueda del músico desaparecido en la Argentina.
Arte y política. “Esa es una relación que puede llevar a muchos equívocos”, arrancó Caetano en la entrevista. “En los ’60, cuando nosotros empezamos a trabajar con la música, desconfiábamos de lo que pensaban algunos colegas sobre que ciertas ideas del pensamiento político de la izquierda se podían popularizar a través de canciones. Se suponía que la canción se convertiría en un medio para expresar una idea, y la verdad es que una canción no puede resumirse en eso. Las canciones, en general, se refieren antes que todo a otras canciones. Me acuerdo de que cuando ya estaba exiliado en Europa, la hija de Sartre me entrevistó. Ella preguntaba sobre el mensaje de las canciones, quería que yo me definiera como un cantautor de protesta, pero yo no creo en eso. El cine y el teatro también se hacen dialogando con otras películas y otras obras de teatro. Una canción, una película, una obra puede tener un significado político que no es posible de controlar por la ideología consciente de su autor. No se puede reducir la importancia política de una obra a la intención deliberada de quien la hace.”
La prisión. “Para mí fue una sorpresa que (la dictadura) me detuviera. La izquierda pensaba de nosotros que estábamos vendidos al imperialismo, y nosotros pensábamos que no estábamos en riesgo, aunque resultó que sí lo estábamos. Estuve dos meses en prisión, y otros cuatro meses viviendo bajo vigilancia. No me siento cómodo contándolo, porque hay gente que murió o que fue torturada, o pasó años presa. Yo estuve preso dos meses, en una celda que llaman solitaria, un sitio muy pequeño. Me pasaban la comida por una puertita como para un perro. Durante el primer mes no me hicieron preguntas ni me dieron explicaciones. Yo vengo de la baja clase media, tenía sus valores, es decir que pensaba en que se podía tener una vida tranquila, no sentía un deseo de situaciones extremas ni heroicas. Entonces la cárcel, la experiencia de ser llevado en un auto con sirena, la oscuridad, el dormir en el piso, la falta de explicaciones fueron golpes grandes. Fue darse cuenta de que cosas horribles podían pasar. Sentir la dimensión de la violencia que mayoritariamente es en realidad la vida humana.”
Tenorio Cerqueira Junior. “El era un hombre muy talentoso, un gran pianista y además un hombre muy afable. Nos conocíamos y habíamos tocado juntos, incluso teníamos el proyecto de grabar algo. Yo ya había regresado del exilio, estábamos en Río, cuando alguien nos dijo que Tenorio había desaparecido en Buenos Aires. ‘Estaba con Vinicius y desapareció, no volvió’. Mi hermana María Bethania tiene una conexión personal con las religiones afrobrasileñas, y fuimos –yo la acompañé– a consultar a una sacerdotisa, la más importante de Bahía. Ella nos dijo que él ya no vivía. Después leí cosas, un libro que se escribió en Brasil y otras investigaciones que nos mandaron de Argentina. Vinicius había presentado un hábeas corpus en la Argentina, pero se lo negaron. El buscó también en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y le dijeron que no sabían nada, aunque hay documentos que prueban que sí sabían, porque Brasil fue informado en el marco del Plan Cóndor. En portugués, Plan Cóndor suena igual que ‘con dolor’.”
“En Brasil no se había hecho casi nada hasta el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Después vinieron los gobiernos de Lula y ahora de Dilma, se sancionó la ley que crea la Comisión de la Verdad, tenemos un boceto de acción sobre qué hacer al respecto. Pero la situación en Brasil siempre ha sido muy distinta de la de Argentina, en parte por una cuestión numérica, porque tenemos 745 asesinados por la dictadura, y en la Argentina fueron 30 mil.”
En la Sala Pays, donde se realizó la entrevista, hubo varios notables. Charly García –con su novia–, Susú Pecoraro, Hilda Lizarazu, Silvina Garré y Virginia Innocenti fueron algunos de los que compartieron la sala con Madres, Abuelas, nietos e integrantes de otros organismos de derechos humanos. De cierre, Caetano pidió una guitarra acústica y cantó tres canciones. La intención es que el reportaje sea el primero de una serie a artistas e intelectuales latinoamericanos, sobre la relación entre el arte, la política y la memoria.
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