sábado, 31 de diciembre de 2011

Zulema Chester, hija de Jacobo, desaparecido en el Posadas, indignada con la condena

El 28 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas, conducidas por el dictador Reynaldo Bignone ingresaron al Hospital Posadas con tanquetas y helicópteros. Desde ese fatídico día, la dirección quedó a cargo del coronel médico Agatino Di Benedetto que con el objetivo explícito de “acabar definitivamente con las actividades subversivas que tienen lugar en el hospital” y mediante “listas negras” seleccionó al personal que fue detenido. 
 
Fue entonces cuando el 28 de marzo se detuvieron 35 trabajadores que fueron trasladados a Coordinación Federal, dos días después detuvieron dirigentes gremiales que fueron derivados a los penales de Olmos y Devoto. El 13 abril de 1976 se designó a Julio R. Estévez, como director interino, quien organizó un sistema de vigilancia con la coordinación del subcomisario de la Policía Federal, Ricardo Nicastro, un grupo de tareas autodenominado SWAT, se encargó de la represión dentro del hospital.
Los represores que integraron este grupo son Hugo Oscar Delpech, Cecilio Abdelnur, Victorino Acosta, Juan Máximo Costelezza, José Faraci, Adolfo José Marcolini, José Meza, Luis Muiña, Oscar Raúl Tevez, Argentino Ríos, Jorge Villalba y Carlos Ricci: jefe de Mantenimento. El grupo SWAT funcionó hasta enero de 1977, cuando dejó de actuar tras un supuesto enfrentamiento con la Fuerza Aérea.
 
Zulema Chester es hija de Jacobo Chester, un técnico en estadísticas y secretario administrativo de la guardia del Posadas. Chester fue secuestrado el 27 de noviembre de 1976. “Mi papá no tenía militancia política pero sí supo oponerse al grupo SWAT cuando vio las faltas de respeto y el maltrato tanto hacia el público como al personal, y eso le valió ser secuestrado y asesinado después”, se lamenta Zulema, quien cuenta que desde el primer día de la desaparición de su papá comenzaron a organizarse con los familiares de otros trabajadores secuestrados del hospital. “Sabíamos que la represión venía de adentro del hospital, cuando nos reuníamos con las otras familias contaban las mismas atrocidades. Desde entonces no hemos bajado los brazos ni los vamos a bajar.”
Zulema Chester está enojada con la condena. “Tengo una sensación de frustración porque hace 35 años que estamos luchando por justicia. Cuesta mucho conseguir los testigos, y en este juicio declararon personas que no habían declarado antes”, relató.
Zulema Chester sostuvo que “es difícil entender que se reconozcan que se cometieron delitos de lesa humanidad y a la vez dar una condena de ocho años y mandarlos a la casa. Así como los represores mantienen un pacto de silencio, en la justicia hay trabas que son difíciles de remover”.
El fallo provocó decepción entre los familiares y los organismos de derechos humanos

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mariana Tello y Liana Aguirre: Volvieron por la verdad

Liana tenía cinco años y Mariana, nueve meses, cuando las fuerzas militares asesinaron a sus padres en julio de 1976. Desde entonces volvieron tres veces a Tucumán para reconstruir sus historias. Después de 35 años de impunidad llegó la hora de la Justicia.

Mariana Tello y Liana Aguirre, volvieron a Tucumán, después de 35 años de impunidad.

Un barrio humilde en las periferias de la ciudad, un allanamiento y su padre escapando por la puerta de atrás de la casa, despertar en la madrugada rodeada de militares mientras otro grupo interrogaba a su madre, embarazada de su hermano menor, en otro dormitorio. Son los recuerdos tenebrosos que quedaron registrados en la memoria de Liana Aguirre, con apenas cinco años. En abril de 1976 volvió a Goya, Corrientes, donde vivían sus abuelos, para escapar de las redes represoras del último gobierno de facto. Volvieron todos, menos su padre Juan Carlos.

El recuerdo más traumático de la vida de Mariana Tello se remonta a la primera vez que volvió a Tucumán. Fue en el '98 cuando el fallecido represor Antonio Domingo Bussi gobernaba la provincia en plena democracia. “El responsable del asesinato de mi madre, y de tantos otros, estaba en la Casa de Gobierno, donde ni siquiera pudimos llegar por impedimento de la policía. Tuve la sensación de estar en una ciudad completamente militarizada, había policías con perros, caballos y tanques”, recuerda con amargura, antes de que comience la segunda jornada del juicio oral y público que busca reconstruir la verdad de lo que le pasó a su madre, Margarita Azize Weiss.

Volver a Tucumán no fue fácil. Mariana tenía nueve meses cuando su madre trató de protegerla ante el avance de militares y policías que realizaban un operativo en las puertas de su casa de Las Piedras 710. Se resistió a ser detenida y le dispararon con una ametralladora. Luego, ingresaron al domicilio y se llevaron encapuchadas a las personas que estaban allí. Juan Carlos estaba en ese grupo de militantes Montoneros. Era las 11.30 del 12 de julio de 1976. Dos horas después, los cuerpos de Margarita y Juan Carlos fueron arrojados en una fosa común en el Cementerio del Norte.

Pasaron 29 años hasta que Liana tomó fuerzas para reconstruir su historia y saber sobre la muerte de su padre. Así, en 2005 regresó por primera vez a la provincia y conoció aquella casa a la que todavía –mientras espera también la segunda audiencia del debate- no sabe si podrá pasar otra vez por allí. En ese año Liana había encontrado a Isabel Ríos, la única testigo que vio cuando mataron a Margarita y que pudo contarlo ante los jueces del Tribunal Oral en el primer día del juicio. “Dijo que en el operativo vio a agentes vestidos de azul, por eso no hay dudas de que en ese procedimiento participó la policía y al mando estaba Albornoz. Eso es incuestionable”, sentencia Liana en la entrevista con 200.

Las vidas de aquellas niñas se volvieron a cruzar. Liana radicó en ese mismo año la denuncia en Goya y luego la causa desembarcó en Tucumán. Fueron procesados los represores Bussi, Luciano Benjamín Menéndez y Roberto “El Tuerto” Albornoz. El primero murió el mismo día en que comenzó el juicio –exactamente a las 16.45 del 24 de noviembre pasado-, el segundo no está en condiciones de salud –dice un médico de la Corte- y Albornoz quedó como único imputado en el banquillo de los acusados.

“Me hubiese gustado que Bussi esté sentado en el juicio y hubiese escuchado las acusaciones y los testimonios. Sé que nunca se iba a sensibilizar porque tengo claro cuál era su postura, pero hubiese preferido que esté aquí y no ahora en la tumba”, lamenta Liana, quien hace seis años y medio es jueza en lo Civil y Comercial de Goya, tiene 40 años y es madre de cuatro hijos.

“Bussi fue responsable de atrocidades, por eso me hubiese gustado que esté en el juicio, sea condenado y enviado a una cárcel”, dice Mariana, quien hace 15 años milita en HIJOS de Córdoba, donde es profesora universitaria de Antropología, e investigadora en el ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio La Perla.

“Bussi murió como deben morir todas las personas, de viejo, rodeado de sus seres queridos, bien asistido en una clínica, y enterrado. Esa posibilidad 30.000 compañeros no la tuvieron, murieron anónimamente, sin posibilidad de defenderse”, señala luego de recordar la Marcha de la Vergüenza que realizó HIJOS cuando Bussi gobernaba en democracia; el que fue su retorno “más traumático” a Tucumán.

Por fin, el duelo

El año pasado, Liana vino junto a toda su familia por segunda vez a Tucumán, para cerrar otra parte de su historia: recuperar los restos de su padre. Estos recién fueron identificados en 2009 tras un estudio de ADN, mientras que el cuerpo de Margarita fue entregado a sus familiares el mismo año de su muerte. “Con todo este proceso tuvimos la oportunidad de transitar un duelo que había estado postergado, porque nadie termina un duelo si no le entregan el cuerpo de la persona que ha perdido. Ahora tengo un lugar donde llevarle flores a mi padre, eso hubiese sido imposible si no emprendíamos este proceso de reencontrarnos con él”, acota.

Para Mariana, la segunda vez fue revivir el escenario del asesinato de su madre. "Volví a la casa donde mataron a mi madre y vivimos el poquísimo tiempo que tuvimos la oportunidad de ser una familia", cuenta y resalta que tuvo la suerte de crecer en la verdad. En el juicio, contó que después del hecho fue apropiada por una pareja de policías que había estado en el sangriento operativo, luego vinieron sus abuelos de Jujuy a buscarla, terminaron también detenidos pero lograron volver y reencontrarla. "Muchos no tuvieron ese privilegio, sobre todo los chicos que fueron apropiados y crecieron con los asesinos de sus padres biológicos", sostiene a pocas horas de regresar a Córdoba, donde investiga la verdad de cientos de desaparecidos en esa provincia.

Regresar no fue fácil pero no fue en vano: ambas lograron recuperar la memoria y la justicia. Liana está convencida de que las piezas del rompecabezas están en su lugar. “Están los cuerpos, el reconocimiento de las propias fuerzas que lo mataron y la demostración de que no fue un enfrentamiento. El tribunal tiene herramientas de sobra para condenar a prisión perpetua a Albornoz”, alerta, una semana antes de conocer el veredicto.

Frente a los jueces, Liana, alejada de su formalidad oral que le dio su profesión de abogada y jueza, se remontó a la niña de cinco años y recordó el momento en que se enteró de la muerte de su padre: “Tengo recuerdos borrosos, fue un momento muy tenso, se armó un revuelo en mi casa, mi madre lloraba cuando nos dijo que a papá lo habían matado. Eramos chiquititas pero igual preguntamos: ¿quién lo hizo?

-Unas personas que pensaban distinto que él, nos dijo mamá”.

martes, 13 de diciembre de 2011

Testimonio de Sebastian Rosenfeld


“Terminé la secundaria con un apellido y comencé la universidad con otro”, Sebastián Rosenfeld

Con la sola presencia del imputado Pertusio comienza la audiencia. En primera instancia da su testimonio Maria Zulema Ferremi, madre de Patricia Marcuzzo. Recuerda que su hija fue secuestrada a fines de octubre del año 1977 del departamento que alquilaba en la zona de la terminal de Mar del Plata, mientras su yerno Walter Rosenfeld es secuestrado en la ciudad de La Plata.

Patricia estaba embarazada de 3 meses. Era militante de la organización Montoneros, estudiaba psicología y trabajaba en un laboratorio. Al tiempo del secuestro llegan a su domicilio de la calle Mármol 144 gente de la marina, vestidos de civil, que con prepotencia buscaban una carpeta que sabían estaba en el fondo de su vivienda, carpeta que ella vio escondida y con anterioridad la había prendido fuego.

El 23 de abril del 78 paró un coche en casa de al lado, cuando mi hija Sandra salió a sacar la basura le dicen que tienen noticias, le dieron el nene y le dijo que cuide mucho a Sebastián, el que lo trajo podría ser Gúliver de sobrenombre, le entregan un moisés, bolsa con ropa y varios litros de leche para consumo de bebés.

Les entregaron una carta escrita por Patricia donde le decía “querelo mucho, es buenito, anotalo a tu nombre, es el hijo que no tuviste”. Identificó la letra de su hija que además contaba con el detalle que en vez del punto de la i en su nombre tenía una mariposa.

Lo hizo revisar la médica de la familia la Dra. Rodríguez Aguilar. Por testimonios de sobrevivientes de la ESMA, supo que su hija estuvo detenida en Buzos Tácticos de la Base Naval de Mar del Plata, desde donde fue trasladada a la ESMA para dar a luz a su hijo Sebastián. Con la abuela paterna se contactan después de 5 años en una de las habituales reuniones que realizaban las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en la iglesia Santa Ana.

Testimonio de Sebastián Rosenfeld

Sebastian hombre de 33 años, hijo de Walter Rosenfeld y Patricia Marcuzzo, nacido en cautiverio en la Escuela de Mecánica de la Armada. Comienza aclarando que los relatos que va a realizar son por dichos ajenos. Supo que sus padres eran militantes Montoneros y por eso secuestrados en octubre del 77, se presume entre el 19 y 20.

Hace referencia a la difícil situación que vivió con respecto a su identidad, las complicaciones vividas para poder tener la documentación legal correspondiente, ya que fue anotado en primer lugar con el apellido de la madre y luego con el del padre también, como anecdótico recuerda “terminé la secundaria con un apellido y comencé la universidad con otro”, hace entrega al tribunal de abundantes pruebas al respecto.

Por testimonios de María Laura Bretán supo que su padre estuvo detenido en el centro clandestino de detención La Cacha, donde fue brutalmente maltratado por su condición de judío, “la pasó muy mal”. Por Graciela Daleo sabe que su madre “estuvo detenida en la Base Naval Mar del Plata estando embarazada de 3 meses, luego la pasan a la ESMA donde yo nací y me entregan a mí en la casa de mi abuela materna”.

Testimonio de Alcira Ríos

Alcira Ríos, abogada de 70 años que fuera secuestrada el 27 de julio del año 1978 junto a su esposo, en su domicilio los reducen y los trasladan a centro clandestino de detención que ubican en la ciudad de San Nicolás. En el lugar son interrogados y torturados hasta que al cabo de unos días son trasladados a centro clandestino de detención La Cacha, ex planta transmisora de Radio Provincia. Describe el lugar.

Se presenta alguien que le dice “yo soy el jefe, yo los cuido a todos, vengo todas las noches si hay algún inconveniente me informan”. Al rato una prisionera le dice “soy Rita, sacate la capucha, yo hace 10 meses estoy acá”. Luego supe que Rita era Laura Estela Carlotto. Al día siguiente escucho gritos de chicas que decían “son unos animales, mirá lo que le hicieron a este muchacho”, era mi marido.

Todos los que servían comida eran prisioneros más viejos, estaban “los del traslado de Mar del Plata”.

Pude ver a La Gringa que era Ana María García y a Angelita. Alejandra Baldasare, era de Mar del Plata.

Laura refirió que tuvo un hijo en julio y que se lo habían entregado a la madre.

Angelita postula que: “esto es el Sheraton al lado de la Base Naval de Mar del Plata”.

Pudo ver a Walter Rosenfeld, era de Mar del Plata también. Walter estaba piel y huesos, Raúl Bonafini y Carlos Lahitte fueron quienes lo ayudaron, lo bañaban, le daban de comer, lo hacían caminar, así empezó a mejorar.

A Raúl le decían Bigote. Una chica, que le decían Chispi, hablaba con su esposo, era de Entre Ríos y su nombre era Lucía Perrier hija del reconocido locutor que había denunciado a su propia hija ante las autoridades militares. Lucía y su esposo Néstor Furrer fueron detenidos en Necochea, de donde fueron trasladados a la Base Naval y luego a La Cacha. Comentaba, “La base era terrible, como nos engrillaban, no podíamos hacer nada, nos enceguecían con focos, cuando nos bañábamos nos manoseaban, nos miraban y se nos reían”.

El 17 de agosto del 78 trasladaron a todos los de Mar del Plata, decían que los iban a llevar a la ESMA por un tiempo. Al marido y a ella los llevan el 1ero de septiembre a Tablada y en noviembre son blanqueados y trasladados a la cárcel de Devoto.

“El arma que secuestraba era el que definía que hacían con los detenidos, los que estaban destabicados eran los que después fueron asesinados, no les importaba que los vieran, sabían que estaban muertos”.

Rita salió de La Cacha una semana después que los de Mar del Plata junto a Lahitte, esa misma noche los mataron, a ella le reconocieron el corpiño que Alcira le había regalado.

La Gringa estaba muy bien físicamente, era obrera en La Plata, militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores Ejercito Revolucionario del Pueblo, en el área Logística.

Lucia Perrier y su marido eran del Partido Comunista Marxista Leninista, cuando fueron secuestrados sus hijos quedaron abandonados en la plaza de Necochea, por lo que fueron tapa de diario, lo que posibilitó que sus abuelos pudieran viajar a recuperarlos.

Recuerda a Silvia Siscard, le decían Anita, pudo conversar con ella, era del PCML, supo Alcira que el responsable del PCML, de apellido González fue quien entrego a toda la organización.

Presenta documentación de expedientes de causa Plan Sistemático, donde se mencionan los casos de Susana Pegoraro y Cecilia Viñas, recordando los llamados telefónicos realizados por Cecilia a casa de la familia pidiendo dinero para el rescate, “porque los iban a trasladar”, poniendo énfasis en que siempre hablada en plural y en determinado momento dijo no busquen más dinero, ya que otra familia lo había conseguido. Estos llamados fueron en enero del 84, ya en democracia, y se presume desde la Base Naval Mar del Plata.

Dany y Elvira

 Por Daniel Goldman *

Como nunca, había experimentado en esa oportunidad la fugacidad en el paso del tiempo y, a su vez, de un modo casi surrealista, percibí que podía ser el mismo tiempo el que se hacía presente. Lo recuerdo como si fuese hoy. Fue en mi oficina, cuando una tal Elvira, de unos cuarenta y tantos años, me relata el drama del secuestro de su marido desaparecido durante la dictadura. Acto seguido rescata de su cartera una foto y me la ofrece. Era la de un chico jovencito, pelilargo y sonriente. La luz del día era testigo de que ella seguía indagando en un amor que se habría congelado y que a esta altura, acorde con ese registro fotográfico, el destinatario parecía más bien un hijo y no un marido. Algo muy parecido me ocurrió hace pocas semanas, tarde de un viernes de cielo plomizo, cuando Dany Tarnopolsky nos convocó en la Costanera al Parque de la Memoria, para recordar y homenajear a su entera familia desaparecida. Era ese gris el que enmarcaba otro rostro, el de un Dany quien a esta altura resultaba ser unos años mayor que su padre. Y era en el mismo contexto, que la edad de su hijo Antoine ya se aproximaba a la de la rebeldía de su hermano al momento del secuestro. Dany y Elvira quedarían enlazados eternamente en el registro de la saga de las confusiones homologadas que se juegan en la explanada de la memoria. Juego y ecuación irresoluble de los perplejos dramas que penetran por las rendijas del alma, de modo tal y como en esta historia, un padre joven sigue representando un mandato que se afinca en alguna comarca del inconsciente, aconsejando a un hijo que hoy lo supera en edad. Un hijo que termina siendo un padre y un hermano que finaliza siendo otro hijo. Seremos padres de nuestros propios padres, e hijos de nuestros propios hijos, seguramente dirá el Talmud en algún docto lugar.

Por eso son historias surrealistas, donde la psique supera la razón. Maldito mandato de la memoria, que no deja en paz a los vivos. Bendito mandato de la memoria, que constituye estructuralmente lo poco humano que sigue existiendo en el ser. Son estas experiencias las que me enseñan que algo puede ser maldito y bendito a la vez. Porque es en la trama de la contradicción que se administran ciertas situaciones de la existencia. Y hay que ser claro: se administran y no se solucionan. Administrar significa que van con uno, y que ellas acompañan a ese uno toda la vida. Solucionar sería olvidarlas. Pero olvidar es incurrir en la traición. Y el costo en la traición del olvido implica deshumanizarse.

Aunque suene cursi, cuando escuchás estas historias con el corazón, ya sos parte de ellas. Es cuando el uno se diluye en el colectivo, en el nosotros. Y es justamente en esa trama de la contradicción que quedás entramado. Qué parecidos que suenan trama y drama. Al entramarte en el drama, te entramás en los exilios, en los lenguajes extraños, en los aprendizajes, en los hábitos, en los nuevos vínculos, en las Madres, en los proyectos truncados, en los que se abren, en los que se cierran, en los organismos, en los 24 de marzo, en las Abuelas, en los juicios. Y cuando te diste cuenta, de repente descubriste que tu propia vida adquiere otro sentido y otro rumbo. O mejor dicho un sentido. Sentido en el uno. El de intentar dejar otro mundo a los que sigan, en el que no se repitan atrocidades y desapariciones, holocaustos y genocidios. No siempre nos sale bien, pero vale la pena el intento. Al final, me parece que justamente sólo el intento significa dejar otro mundo. Este intento atraviesa a Elvira, y a Dany. Y esto también a mí me atraviesa. Tramadramatraviesa. El Uno, dice la mística de manera misteriosa y juguetona, es el nombre de Dios. El Uno del cual emanan la Bendición y la Maldición.

Parafraseando al profeta Jeremías, conocía a Dany antes de conocerlo. Algunos amigos en común me habían contado su historia y, cuando nos vimos por primera vez, me confesó que la música lo habría rescatado. En compañía de esa frase encantadoramente presuntuosa, Dany es cantor litúrgico de mi sinagoga. Le canta al Uno. En términos religiosos, cantarle al Uno es recordarnos en el presente nuestra propia finitud, colocando límites a la omnipotencia. La omnipotencia representa a un otro. Y la plegaria es la lucha del Uno frente al otro. De eso se trata la plegaria. Por eso la categoría del rezo es una reivindicación de la memoria.

Conscientes de que toda memoria se construye desde un presente hacia un futuro, ella representa un deber militante que nos interpela. La memoria me interpela, me inquiere, me demanda. La tradición judía me enseña que cantarle al Uno es una necesidad que me debe incomodar. La memoria hecha plegaria me pregunta qué hago con mi vida y con qué valores me comprometo, qué es lo que me resulta trascendente, qué es lo importante y qué debo dejar de lado. La memoria frena la muerte y afirma la vida. La memoria nos compromete con la existencia, detiene cualquier abuso de poder, otorga espíritu de resistencia y dignifica. En definitiva, la memoria nos rescata de la humillación. Era lo que Dany me dijo: la canción lo rescató de la humillación.

Su saga es parte de una cadena de melodías que se conjugan en el misterioso pentagrama del alma.

¡Maldita y Bendita la memoria! Amén

* Rabino. Este texto forma parte del prólogo a Betina sin aparecer

viernes, 9 de diciembre de 2011

Caetano Veloso homenaje al músico brasileño desaparecido, Francisco Tenorio Cerqueira Junior

 Francisco Tenorio
“Plan Cóndor suena igual que con dolor”

En el Parque de la Memoria, el cantautor habló sobre su experiencia en la dictadura y la historia del pianista que fue secuestrado en la Argentina en el marco del Plan Cóndor. Vinicius de Moraes lo buscó, pero no obtuvo ninguna respuesta.

 Por Laura Vales

Francisco Tenorio Cerqueira Junior fue secuestrado en Buenos Aires tres días antes del golpe del ’76. Era un pianista brasileño muy reconocido en su país, y había viajado a la Argentina acompañando a Vinicius de Moraes en una gira. La noche del 18 de marzo salió del hotel a comprar cigarrillos y no volvió. Sus compañeros lo buscaron sin resultado; presentaron pedidos de hábeas corpus e hicieron gestiones diplomáticas sin respuesta. Tuvieron que pasar muchos años hasta que se supo que un grupo de tareas de la ESMA lo había secuestrado por error. Tenorio se sumó así a los desaparecidos por la dictadura argentina. Ayer, en el Parque de la Memoria, Caetano Veloso encabezó un homenaje en su recuerdo.

El homenaje consistió en una entrevista pública, realizada por Andy Kusnetzoff, y grabada con el fin de que se convierta en un documental. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Universidad de Tres de Febrero y la Embajada de Brasil participaron, entre otros, en la organización del encuentro. Durante cerca de una hora, Caetano habló así, en un español más que bueno, de la reciente sanción de la ley para crear en Brasil una Comisión de la Verdad, de su propio paso por la prisión durante la dictadura, de la búsqueda del músico desaparecido en la Argentina.

Arte y política. “Esa es una relación que puede llevar a muchos equívocos”, arrancó Caetano en la entrevista. “En los ’60, cuando nosotros empezamos a trabajar con la música, desconfiábamos de lo que pensaban algunos colegas sobre que ciertas ideas del pensamiento político de la izquierda se podían popularizar a través de canciones. Se suponía que la canción se convertiría en un medio para expresar una idea, y la verdad es que una canción no puede resumirse en eso. Las canciones, en general, se refieren antes que todo a otras canciones. Me acuerdo de que cuando ya estaba exiliado en Europa, la hija de Sartre me entrevistó. Ella preguntaba sobre el mensaje de las canciones, quería que yo me definiera como un cantautor de protesta, pero yo no creo en eso. El cine y el teatro también se hacen dialogando con otras películas y otras obras de teatro. Una canción, una película, una obra puede tener un significado político que no es posible de controlar por la ideología consciente de su autor. No se puede reducir la importancia política de una obra a la intención deliberada de quien la hace.”

La prisión. “Para mí fue una sorpresa que (la dictadura) me detuviera. La izquierda pensaba de nosotros que estábamos vendidos al imperialismo, y nosotros pensábamos que no estábamos en riesgo, aunque resultó que sí lo estábamos. Estuve dos meses en prisión, y otros cuatro meses viviendo bajo vigilancia. No me siento cómodo contándolo, porque hay gente que murió o que fue torturada, o pasó años presa. Yo estuve preso dos meses, en una celda que llaman solitaria, un sitio muy pequeño. Me pasaban la comida por una puertita como para un perro. Durante el primer mes no me hicieron preguntas ni me dieron explicaciones. Yo vengo de la baja clase media, tenía sus valores, es decir que pensaba en que se podía tener una vida tranquila, no sentía un deseo de situaciones extremas ni heroicas. Entonces la cárcel, la experiencia de ser llevado en un auto con sirena, la oscuridad, el dormir en el piso, la falta de explicaciones fueron golpes grandes. Fue darse cuenta de que cosas horribles podían pasar. Sentir la dimensión de la violencia que mayoritariamente es en realidad la vida humana.”

Tenorio Cerqueira Junior. “El era un hombre muy talentoso, un gran pianista y además un hombre muy afable. Nos conocíamos y habíamos tocado juntos, incluso teníamos el proyecto de grabar algo. Yo ya había regresado del exilio, estábamos en Río, cuando alguien nos dijo que Tenorio había desaparecido en Buenos Aires. ‘Estaba con Vinicius y desapareció, no volvió’. Mi hermana María Bethania tiene una conexión personal con las religiones afrobrasileñas, y fuimos –yo la acompañé– a consultar a una sacerdotisa, la más importante de Bahía. Ella nos dijo que él ya no vivía. Después leí cosas, un libro que se escribió en Brasil y otras investigaciones que nos mandaron de Argentina. Vinicius había presentado un hábeas corpus en la Argentina, pero se lo negaron. El buscó también en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y le dijeron que no sabían nada, aunque hay documentos que prueban que sí sabían, porque Brasil fue informado en el marco del Plan Cóndor. En portugués, Plan Cóndor suena igual que ‘con dolor’.”

“En Brasil no se había hecho casi nada hasta el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Después vinieron los gobiernos de Lula y ahora de Dilma, se sancionó la ley que crea la Comisión de la Verdad, tenemos un boceto de acción sobre qué hacer al respecto. Pero la situación en Brasil siempre ha sido muy distinta de la de Argentina, en parte por una cuestión numérica, porque tenemos 745 asesinados por la dictadura, y en la Argentina fueron 30 mil.”

En la Sala Pays, donde se realizó la entrevista, hubo varios notables. Charly García –con su novia–, Susú Pecoraro, Hilda Lizarazu, Silvina Garré y Virginia Innocenti fueron algunos de los que compartieron la sala con Madres, Abuelas, nietos e integrantes de otros organismos de derechos humanos. De cierre, Caetano pidió una guitarra acústica y cantó tres canciones. La intención es que el reportaje sea el primero de una serie a artistas e intelectuales latinoamericanos, sobre la relación entre el arte, la política y la memoria.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Soldados conscriptos que hacen memoria

El testimonio de Aníbal Gómez, soldado que cumplió funciones en el Regimiento de Monte 29, en el año 1976 complica la situación de los imputados Horacio Domato, Herminio Gómez, Agustín Echeverría y el ya condenado ex gobernador de facto Juan Carlos Colombo.

En el marco de la denominada Causa Fausto Carrillo Expte. N° 200/06, la cual reúne otras, surgidas de presentaciones a través de querellantes particulares, tales como: Pedro Velásquez Ibarra, Adriano Acosta, Roberto A. Gauna, Ismael Rojas, Humberto Palmetler, Fliares de Hilario Ayala y de Carlos Rolando Genes, la APDH y La Liga Argentina por los Derechos del Hombre, quienes apuestan activar la mega causa iniciada en 1984, que sigue dilatada y aún quedan 12 imputados por juzgar, es por ello que se pudo acceder al testigo Aníbal Gómez, que de forma voluntaria se presentó ante el juzgado enterado por Internet de la existencia del juicio a Colombo y comunicándose posteriormente con el abogado Velazquez Ibarra.

El ex soldado dio su testimonio suscitándose dos argumentos que refuerzan la querella, el primero implica a Agustín Echeverría quien negó estar en Formosa durante los años 76 y 77, sin amargo Gómez hecha por tierra esta coartada y la otra es que comenta la falsificación de la firma del soldado Genes, ex detenido y muerto en cautiverio por un supuesto suicidio.

El testigo afirmó que “mi función era la de furriel en la compañía comando, con mi compañero Ziesenis nos encargábamos de la vigilancia a los detenidos es ahí que tengo contacto con el abogado Velazquez Ibarra que era uno de esos detenidos, también Mirta Insfran a quien me tocó llevarle comida, pero la relación mas directa fue con el soldado Genes, que fue cuando se ahorcó, en ese momento me fueron a buscar de Villa Hermosa yo estaba en casa de mi tío y en la oficina de justicia estaban Echeberría y Steinberg, allí me indican que hacer, los pasos a seguir porque había que llevarlo a Corrientes, yo me preocupaba porque no habían registrado ni declarado nada, de ahí el oficial de policía me empezó a dictar todo lo que había hecho y dicho supuestamente Genes, como un informe, al terminar la supuesta declaración el oficial Echeverría la firma en nombre del conscripto como si nada”.

Continuó comentando “como los detenidos que estaban allí (haciendo referencia a la Escuelita, ubicada y señalada como uno de los centros clandestinos de detención) no sabía que el soldado se había suicidado, los paraban arriba de una silla les tapaban la boca les ponían la soga y les decían, si no cantas va a haber otro suicidio voluntario, pateaban la silla y los tenían así un rato y después lo soltaban”.

Con respecto a si el soldado en mención se quitó la vida dijo que ya lo había intentado una vez sin suerte, que estaba muy desmejorado e incluso escribió en su celda con jabón mojado la palabra “mamá”, esto hacía suponer que ya se estaba despidiendo, pero no dio certezas de si la muerte fue voluntaria o coaccionada.

Se refirió a que los militares afirmaban que los detenidos en el lugar estaban privados de su libertad por ser subversivos”, entonces dijo que en una ocasión el doctor Velazquez Ibarra le dio un nota para que le entregase a su madre, al llegar al hogar esta le dio comida para su hijo y le pidió que no regresase pues ese hecho podía ser mortal si se enteraban, en ese momento temió por su vida.

Otra circunstancia que confirma el plan sistemático de la estructura de las Fuerzas Armadas en cuanto al hostigamiento y persecución es cuando hace referencia a que “si sabía cuando estaba en la oficina de Justicia que venía el capellán del ejército que era el padre Lima y traía una nota en donde señalaba a quienes había que investigar, entonces el principal me daba la nota y yo la iba a entregar a emergencias, si eran tres aumentaba el racionamiento, eran tres más si eran cuatro, cuatro más”. Esto comprueba que las personas investigadas eran automáticamente detenidas.

Las mujeres y su cautiverio

En medio de su declaración, Gómez hace alusión a lo que llama anécdota, y tiene como protagonista a una mujer que estaba sola en una habitación que poseía como único mueble una cama, el asegura haberla visto entrar vestida con una minifalda y que la belleza de la dama era llamativa, pero cuando la vuelve a ver en el cuarto su apariencia física era de un cambio rotundo por el maltrato, tanto que su figura era esquelética, solicitando que la deje escapar o la mate, y se decía que esta mujer era la preferida de el Mayor Rearte, quien la sometía constantemente.

Gómez siguió relatando las experiencias con los detenidos, con relación a Mirta Insfran expuso que “me dijeron que tenía que darle la comida a un detenido y lo que me sorprendió fue que me dijeron el nombre, Mirta Insfran, ya que eso no debe ocurrir, entonces supuse que me estaban vigilando pues ella fue mi compañera del secundario, entonces solo cumplí con las reglas, entre ella estaba sentada en el piso, atada y vendada, no la desaté y le di la comida, me lo agradeció y fue la ultima vez que la vi, traté de cumplir con los pasos porque sentí que me vigilaban a mi”. También aseveró que sólo la reconoció porque le dijeron el nombre ya que estaba totalmente desmejorada.

Al culminar su declaración Aníbal Gómez alude a un informe real y no oficial del 5 de octubre de 1975, en donde afirma que son muchas las diferencias con la versión que se da a conocer, comenzando por el hecho del lugar de ingreso de la organización Montoneros. En torno a su participación fue contundente “un soldado no piensa, no razona solo obedece”. Palabras que transmiten la ideología del mutismo y el silencio de la dictadura militar.

Velazquez Ibarra, el querellante

El abogado Pedro Velazquez Ibarra quien fue víctima del terrorismo de estado y es uno de los querellantes en la causa dialogó con nuestro medio y expresó “es muy importante lo que ocurre pues es la primera vez que un soldado da un testimonio tan categórico, tan clave para entender lo que fue la represión y lo que fueron los hechos investigados en la causa Carrillo que es la causa principal y de la cual se derivan todas las otras, nunca pudimos lograr hacer compadecer a soldados que por lo general no mienten, es mas si se ve las nóminas los soldados fueron destruidos sistemáticamente, este caso es un soldado que vive actualmente en Buenos Aires y que casualmente vio por Internet el juicio al general Colombo y se enteró de que yo estaba vivo que no había muerto en la represión entonces se comunicó conmigo como me conocía y se ofreció a dar su testimonio que es valioso e impactante, así de a poco vamos avanzando, sobre todo para que quede constancia para la historia.”.

Por lo tanto aseguró es primordial esto ya que están muy trabadas las acciones para realizar un nuevo juicio por las discrepancias que existen con la fiscalía, tanto los querellantes como los defensores de los imputados, ya que el fiscal Luis Benítez da sobrados motivos para cuestionarlo en su actuación en todo sentido eso hace que todo se demore, y afirmó “ ha favoreciendo a la impunidad hasta hoy día no se ha logrado una sola causa a las decenas y decenas de víctimas que dejó el terrorismo de estado en la zona del Pilcomayo en particular, donde estuvo el mayor Rearte a cargo de la represión, con gendarmería, prefectura, policía provincial, no logramos que cierre una sola causa y por el contrario están impulsando una segunda causa al general Colombo que ya no tiene razón de ser, ni en lo histórico ni biológico pues a una persona de 85 años que se le de una nueva condena no tiene ningún sentido”.

Por último agregó “somos solo un grupo de personas que hemos dado una muestra de cómo se defiende la vida, la libertad, en Formosa, convivimos con los represores esto no se da en otras provincias, hay que ser poste para la democracia porque no puede ser una democracia plena mientras continúe tanta gente desaparecida, echando un manto de olvido y aceptando que en Formosa están libres absolutamente todos los represores. Pero seguiremos dejando testimonio con los valores que sostenemos, la defensa de la vida, la libertad y la democracia para que se consolide”.

Fuente: H.I.J.O.S. Formosa